Formas de salir de casa
Supone que así es como la gente se va de casa. Mirar primero las paredes, las esquinas, la textura de una tabla, el techo, el piso; una mirada circular de la habitación. Solo que esta es pequeña y el recorrido termina pronto. Luego una pena por lo que no puede llevarse, su cama, el mueble en donde apilaba sus libros, en contraposición a lo que si se lleva, en contraposición a la niña de la casa, que no verá. No quiere mirarlas, quiere estar en otro lugar y que hayan pasado días. Quiere un poco de costumbre, no lo que siente ahora. No quiere mirar pero mira, levanta la cabeza y se despide, el rostro serio, la nostalgia es por la niña, porque no olvidará que esto lo esperaba la madre hace mucho tiempo. Dos años antes no había niña, esa niña violenta con venitas en los párpados y labio superior ligeramente levantado. Aún era hija única o hija sola como se decía de chica. Su nacimiento coincidió con la llegada de otra persona, una mujer a la que vamos a llamar Irene. Ir