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Mostrando entradas de noviembre, 2009

Cuatro diálogos desde la petrificación

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1 Madre, qué pasa? Qué pasa en esta porción que me diste Y que ahora te sujeta el desmayo de tu impecable manera de ser? Por qué no te vas a parar más? 2 Por qué tiene la garganta así usted? No sabe que los melancólicos se van al infierno? Sale en Dante, se van al cuarenta círculo del foso No debería estar escribiendo cosas como en verso y esas Le dan de comer, ah?, le pagan el agua las imbecilidades que tiene pegadas en el armario por dentro para que yo no los vea pero yo los veo ¡ah! Sí, los veo con mi tercer ojo de hombre práctico y honesto, un tipo de bien. un ciudadano un aporte. 3 Ahhhhh, mi aporte es ser manzana, papá Caerme del árbol y pudrirme, y estar en los cuentos De la bella durmiente ah no, la blanca La nieves. 4. A dónde empiezas tú? En tu mano, en tú pie No, tu extremidad está ahí, ahí junto al bolsillo de la camisa En el pecho empiezas tú. 5 Yo no sé donde bien empiezo... Del tallo será O quizá crezca de un zapato Tú empiezas del

La cosa me golpeó

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La cosa me golpeó. Así, sin que me diera cuenta. Iba yo por un carril angosto, me acuerdo. Espina a un lado vacío al otro. El instructivo me lo decía todo. A ratos el barranco tampoco parecía tan cobarde. A ratos, tenía fuerza y las espinas me rascaban la espalda. Nada más. Pero la cosa me golpeó Y hubo una tercera orilla. La cosa me golpeó Y fue el desplome, la epifanía. La cosa me golpeó Y me hizo una proposición : ¡Nina, leámonos todo Borges, entre los dos, todo Borges! Flor de proposición... Y yo porqué escribo en verso! Ah! La cosa me golpeó.