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Mostrando entradas de agosto, 2011

La primavera será fotografiada

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La primavera será fotografiada, será una manera de compartir y de decir No al suicidio por contraste. Yo no debo existir sino en tanto sea fondo y ese fondo no puede ser sino un esqueleto fuerte, luminoso y justo

Preguntas por el conocimiento

2 Sabes que debo escribir Y someterme a las leyes Instructivas del lenguaje La cosedura del entramado Se notará siempre Pero quisiera omitir aquí tu voz Y esa discreta tendencia Ese sarcasmo vagamente higiénico al cual recurriremos con esa establecida finalidad que sólo hoy comenzamos a valorar Me defines como una predadora Esta vez no te concederé la razón Porque la dificultad para esto radica En las toallas calientes que soportan mis brazos Y en esas toallas heladas que soporta mi frente (Por otra parte sabemos Que las definiciones toman vida propia) Por eso mi pelo cae sobre tu frente Y no hago ningún esfuerzo Para que este instante sea distinto de lo que es Ahora bien La joven estudiante Inquietamente ve delante de sus ojos Un número determinado de vivencias Un número calculado de vivencias para su estabilidad Y disponible para sus sentidos Esto no lo sabe ella Pero es extremadamente claro No hay ambigüedad No hay elección Pero si repican los relojes con indolenci

Descifrar

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Tienes mi apoyo Puedes apoyarte en mi Puedes Equilibradamente Distribuir Tus huesos por mi cuerpo Y comprimir los aires entre poro y poro Como al sol Tras tres temporadas nórdicas Así te busco. Así te deseo Que la busque en la escritura “búscala en tus textos, hazla poesía”/ pero no me conformo y voy hacia ella / Oscuridad en la ruta, marcho a tientas/ siguiendo instintos/ Y no sé cuando he ganado y no sé cuando he caído / ¿Cómo descifro el signo si voy de nueva?/ Ninguno de mis actos ha tenido consecuencias /la persigo, la persigo, ciega la persigo.

El chico del millón de dólares

Nene ve conmigo La chica del millón de dólares . Nene tiene 46 años y no sabe leer, pero descifra muy bien la gestualidad de los personajes. Él me pregunta algunas cosas: Ella cree que le pega? Sí, cree que le pega, pero también sabe a qué se dedica su hija y se ríe de eso, piensa que es ridículo. Seguimos viendo. Yo no leo los subtítulos, él no me lo pide tampoco.

Los Pasajeros

Era un otoño de días blanquísimos, llenos de pérdidas de extravíos Era el DF con los Pasajeros en mi casa en la cocina de mi casa arrancando páginas de antologías de poetas no queridos. De discos de microondas como ceniceros de platos plásticos como discos de microondas de basura plástica como platos como muebles comida y cena. Los Pasajeros diciendo Nina! Nina! yo echándolos fuera de la casa Los Pasajeros tatuando guitarras blancas en el pavimento, yo intentando apagar las voces entrar en el silencio, morir sin impacto.  Afuera se están matando adentro podemos solos, mis Baskiat, todos mis Baskiat, podemos solos.

Telma/Telma

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Estábamos en un bar. Lo sé por la luz tenue y lo relajado de nuestras posiciones alrededor de una mesa. Nos habíamos instalado en una esquina bastante lejos de todo, tanto que ha ratos no parecía un bar sino nuestra casa, una casa con una esquina travestida de bar en penumbras. Recuerdo que brindábamos con copas y champagne y que nos reíamos mucho porque nos parecía ridículo estar tomando champagne en un lugar como ése. Junto a mí dos siluetas masculinas se movían de vez en cuando, dos siluetas que no le importaban a nadie, porque la distancia, el espacio que nos separaba de ellas, en este sueño no era relevante y aunque estuvieran junto a nosotras, ellos estaban lejos. Eso es algo que me gusta de los sueños: la insignificancia del espacio. Así sucedía. Ni ella ni yo no podíamos oírlos. Ella estaba al frente mío, duplicada y borracha, como si hubiese burlado al tiempo y pudiera coexistir con una que sería después, así es, allí, frente a mí, se encontraban una Telma del

Párpados

En los párpados de Ana se esconde una media luna gris y cayéndose.  En los párpados de Ana se depositan pequeñas flores pálidas que nadie le trae,  porque ella es la explanada, el recorrido, la llegada.  En los párpados de Ana vive la bailarina triste de párpados ceniza, extraviada.  En los grandes párpados de Ana se acomoda la mirada suspendida y desecha  de quien no tiene ya nada que perder.  La invitación recostada en el sofá sombrío y suave  como los párpados de la bailarina que vive bajo los párpados de Ana.  En los párpados de Ana golpetean los héroes de sus cuentos favoritos, le cepillan las cejas, las hermosas cejas de Ana,  que caen dóciles hasta sus pómulos rosados, hasta su cuello y hasta sus hombros.  De cejas se viste Ana, y de párpados.  Ana vive en un párpado suyo y está tan pálida como si otra ya fuera,   un deseo perdido, un noviazgo sagrado interrumpido por ninguna razón.  Una lejanía planetaria.  No existe dolor más grande, me ha dic