Entradas

Mostrando entradas de 2012

Últimos antecedentes personales

Antecedentes personales a lo Rodrigo Lirios o Lo personal es político y otras revanchas     Tengo veintitrés años Soy flaca y blanca Tengo vellos por todos lados Las cejas y el cabello negro Los ojos grandes Las pestañas lisas y bajas Me hacen sombra He vivido en poblaciones y en el campo En piezas de pensiones En cuartos compartidos Con cama compartida He compartido cama con hombres y mujeres No he leído lo suficiente. He escrito algo. He amado en extremo a unos pocos y he sido indiferente a la mayoría. No irradio vitalidad. Mi pulso es rápido, aún así siempre estoy pensando en que se detendrá. Me digo: no estoy del todo viva. A veces me impactan golpes de energía que utilizo para jugar y gritar. Si me pillan en la calle, corro. Si estoy en casa con amigos, canto, bailo y me quito la ropa. Eso sucede a veces. La mayoría del tiempo estoy dormida. O mirando por la ventana más cercana. Creo justo que nadie me tome en serio; mi seriedad tiene algo de

Silencio, Alejandra Costamagna

Escritores y obsesiones: siete peldaños Alejandra Costamagna PRIMERO: VELOCIDAD/ El escritor obsesivo es lento. Aunque lento no es exactamente la palabra. Al escritor obsesivo no le llegan ideas inspiradas con perfiles de perfección; no escribe de un plumazo. Son más bien ideas sueltas, sin forma, que aparecen de repente. Ideas que se le pegan. Que le hacen abrir y cerrar la libretita o buscar un papel con urgencia. Abrir y cerrar el computador. Sacarle y ponerle la tapa al lápiz. Y así van tomando forma los párrafos sueltos. Al final nunca está claro dónde partió la idea. Dónde empezó a escribir lo que después quedó y en una de ésas fue libro o apunte para una charla o para una publicación dedicada a temas de Literatura y Psicoanálisis, por ejemplo. SEGUNDO: DESVELO/ El escritor obsesivo es insomne. De esos insomnes que miran con cero romanticismo el insomnio. Lo malo del insomnio, piensa, es que no siempre es aprovechable. Y lo peor es que nunca se sabe cuándo

Tú, la sin rostro

Imagen
(…) Hay un peso en mi pecho. Hay ciertos fenómenos en el origen de un intenso dolor. A partir de ellos yo te busco aunque lo ignoro. Por ejemplo. Yo ando al borde de un mar, yo siento dolor en todo mi cuerpo, mi garganta no permite hablar, yo veo el mar, yo lo miro, yo busco, yo me pregunto en el silencio en la ausencia de rastros, yo me enfrento a una tan extraña ausencia que me causa un agujero en lo más profundo de mi cuerpo. Pues yo sé de una manera absolutamente infalible que yo te busco, yo te quiero, yo te requiero, yo te suplico, yo te invoco que aparezcas tú la sin rostro la sin manos la sin senos la sin vientre la sin vulva la sin miembros la sin pensamientos, tú en el preciso instante en que no eres sino una presión una insistencia en mi cuerpo. Tú estas acostada sobre el mar, tú me penetras por los ojos, tú estás en el aire que yo respiro, yo te inquiero que te dejes ver, yo te pido que te dejes tocar, yo te solicito que salgas de esta no-presencia en la que te sumerges.

La mañana se pasó oscureciéndose

Imagen
Ovejas en la niebla Las colinas ponen pie en la blancura. Alguien o estrellas me mira con tristeza: los estoy defraudando. El tren deja un trazo de aliento. Oh demorado caballo del color de la herrumbre, cascos, campanas dolorosas... La mañana se pasó oscureciéndose, flor suprimida. Los huesos se me apropian de una quietud; lejanos campos me funden el corazón. Amenazan con llevarme hasta un cielo sin estrellas ni padre: agua lóbrega. Sylvia Plath

Nadja, como no

Imagen
Fragmentos de Relectura de Nadja de André  Bretón Sombras talladas por un relámpago negro, estas bellas extraviadas no hallan en la noche la casita de Hansel y Gretel, sino a otra viajera más sombría y dotada del poder de ocultar. Con ella se abrazan y en ella desaparecen como quien entra en una gruta encantada. (…) Es probable que la condición de poeta lleve, entre otras cosas, a adoptar el rol de fantasma (a ello hace referencia Breton al preludiar su relato). Uno de los trabajo forzados de este fantasma podría consistir en girar incesantemente en torno de un bosque en el que no logra introducirse, como si el bosque fuera un lugar vedado. Al final de la segunda cuarteta, sus ojos se humedecen y se llenan con la visión de un bosque. Ve al poeta pasar junto a ese bosque y se diría que puede seguirlo a distancia. (…) -Oh! Eso es la muerte! (…) Sería, tal vez, un vínculo hecho de juegos de alternancia: un movimiento luminoso e ilícito como todo am

Negro

Mi nombre es Nina Jiménez, tengo 14 años y un amigo: Menta. Su novia también es mi amiga, pero Menta y yo nos conocemos desde antes, de los 8 más o menos. Sibila, su polola, es más grande que nosotros, tiene 19, pero como tiene los dientes pequeños y el esqueleto estrecho parece de nuestra edad. Yo también tengo el esqueleto estrecho y las piernas como lana colgando. Ni siquiera uso sostén. Creo que soy talla 12. Soy igual desde que tengo 10, no sé por qué no entro en la pubertad y esas cosas de las que mis compañeras hablan. A mi mamá le importa mucho esto, pero a mi no, le digo que ya que estoy así, no queda de otra que aprovechar y no pagar en la micro y andar liviana de ropa y ligera como el Negro, que es mi perro. El Negro en realidad no es mío: es del mundo, pero me necesita y yo a él, por eso creo que nos pertenecemos un poco. El Negro tampoco es negro, es blanco con café, pero me gusta como suena porque me recuerda a mi color favorito y al fondo de mi cama, bajo la r

Femenino-masculino

Imagen
La primera maravilla que debemos notar aquí es el carácter andrógino del Kimnová. Los dioses masculinos-femeninos son comunes en el mundo del mito. Siempre emergen con un cierto misterio, porque conducen la mente más allá de la experiencia objetiva a un reino simbólico donde la realidad se supera. Abren sendas nocturnas de la memoria y convocan fantasmas infantiles porque en sus manos se reúnen los astros con luz propia cuando el universo deviene elipsis. Los fantasmas han de buscar la luz pues niegan lo cadavérico como un mal ejemplo de lo que alcanzaron. El/ la Kimnová toma formas distintas, a veces macabras según deba ejercer de día. La noche dispone de una respiración jadeante que permite la turbación y la muerte, él/ella ama lo alto y lo pequeño, lo oscuro, el blanco brillante y lo translúcido, la explanada, las hermosas cuencas del mar, los pequeños montes del valle, el ondular tierno de cien tentáculos lechosos. Ama las formas y los matices de la noche, el vino que co

Ni tan arrepentida ni encantada

No me iba de Valparaíso por el Gitano Rodríguez, tenía la idea de que Valparaíso, el puerto, era la nostalgia y de eso claramente el Gitano Rodríguez tenía la culpa. Pasaron algunos años, dos o tres y un día estando yo en México, Lilian la colombiana me dijo -lo que pasa es que usted todavía no sale de Chile, usted anda acá, camina con nosotros pero todo lo pinta con el color de la nostalgia, entonces durante todo este tiempo no ha podido conocer  nada- yo miraba al suelo cuando ella decía esas cosas y seguramente no pensaba en nada. Hace poco he vuelto a pensar en esto porque al metro se sube un hombre que canta Valparaíso del Gitano Rodríguez, pero con voz de Serrat y un agregado que le hace como sacado de Balada para un loco , entonces las consecuencias son obvias; yo me alargo más allá del vidrio de la ventana y me quedo pegada en el sol que a esa hora está doradito y yéndose y me lleno de la tristeza de todos los pasajeros del metro y de Valparaíso y de los niños y de los anci

Las venas del desierto

Una mujer blanquísima debe atravesar un terreno enorme para volver a su casa. Es un terreno desierto, como una cancha de fútbol sin pasto, con la tierra dura y el polvo fino. El sol está arriba, inclinándose a lo que en este momento es su derecha. Son las ocho de la tarde y el sol parece la furia de alguien. La mujer se siente bajo la lupa de algún niño de los que cuida, allá, en esa casa de regadores automáticos y en donde hasta las flores deben obedecer. La mujer blanquísima tiene en las piernas numerosas líneas azules que se ramifican. En los párpados también se le dibujan rocíos de finísimas venas rosadas. Cada día que atraviesa la cancha,  más blanca llega a casa, no hay pista de pieles coloradas. El sudor se le aloja en las ojeras y por el reverso de las rodillas. No pareciera a simple vista que viene caminando desde el otro lado del terreno. Son las ocho de la tarde y una luz naranja atraviesa con menor o mayor rabia cada una de las cosas. Pero ella es un cuerpo pál

Pálido fuego, día de otoño

Día de otoño Señor: es hora. Largo fue el verano.   Pon tu sombra en los relojes solares,   y suelta los vientos por las llanuras.   Haz que sazonen los últimos frutos;   concédeles dos días más del sur,   úrgeles a su madurez y mete   en el vino espeso el postrer dulzor.   No hará casa el que ahora no la tiene,   el que ahora está solo lo estará siempre,   velará, leerá, escribirá largas cartas,   y deambulará por las avenidas,   inquieto como el rodar de las hojas. Don Rilke 50 Yo tenía allí un nogal joven, favorito, de amplias hojas jade oscuro y negro, y fino tronco vermiculado. El sol poniente povonaba la corteza negra alrededor, como guirrnaldas desatadas, caían las sombras del follaje. Ahora es fuerte y rugoso; ha crecido bien. Las mariposas blancas se vuelven lavanda cuando atraviesan su sombra, donde parece mecerse delicadamente el fantasma del columpio de mi hijita. Nabokov - Pálido fuego

Hágase la luz

Imagen
Conmovedoramente exquisita una M se ha instalado en lugar de la doble L. Ella, que era todas las mujeres se ha individualizado en una que no es él y que por lo tanto  establece un continuo choque de  estanques de agua.  Nuestras cavidades no se están quietas jamás por lo que obviamente pueden rozarse formando acantilados y hasta corriente. Entonces, hágase la luz, si ella quiere beber de mí. Porque insiste en el blanco cuando decide cómo va a ponerme la mirada, en la desorbitación como constante, en el estado de inocencia que linda, como siempre, lo perverso. No sería extraño que esta mujer, particular mujer de la que hablo, un día, antes de almorzar, en pleno medio día acelerando los poros, me dejara con la vista vuelta hacia adentro, de manera que pudiera observar, a lo mejor, si nuestra divinidad lo permite, el choque de las neuronas más brillantes y los tumores que la pena alguna vez me instaló. Es un párrafo muy confuso y atolondrado

Sueño 6

Para que el dentista lo atendiera a uno había que madrugar. Había que sentarse con actitud de mártir en la sala de espera y obedecer con humilde contención a la enfermera de turno. Yo, hoy por hoy recuerdo bien pocas cosas, o para ser precisa, recuerdo con exactitud muy pocas cosas, con exactitud y certeza de que ocurrieron mientras estaba despierta. Hay una serie de recuerdos que no han ocurrido y no sé por qué razón han venido  a ocupar una parte de mi memoria como si hubiera espacio de sobra.  A pesar de esto podría asegurar que aquella ida al dentista ocurrió en otoño, más que por la temperatura lo sé por la luz de la estación. Podría decir también que fue una muela y no un diente lo que me fui a sacar y que la atención fue rápida, que quizá la muela saltó y que luego se fue al tacho de la basura. Tuve que haber salido del hospital a eso de las ocho de la mañana, luego tomé una micro y me senté en un asiento ventana por la mitad del bus. Recuerdo perfectamente la canción