Una película me lleva a alguna parte
Veía una película en casa. Un actor que de niña me gustaba, con hombros anchos y abrigo largo. Una mirada sensible, adolorida. Un cliché hollywoodense, y qué. La amada al final se moría, igual que en El paciente inglés, ahora que lo pienso. Pero antes de que muriera no habían podido estar juntos y (se) habían mentido para llevar sus vidas en orden. Yo me debatía adentro. No soy capaz de esa mirada panorámica que escoge una alternativa y la pone en práctica. No soy un caballo de carrera y justo ahora ya no me culpo por ello. Lloro un poco, y es distinto, no sé si alguna vez lloré así. Qué triste es reconocerse… encontrar ese patrón que dificulta o que simplemente no se ciñe a los otros y saber y estar segura, ahora, que después de tanta confusión no había otra cosa, que se es definitivamente de tal modo, que no, no se tiene una mirada puesta en un objetivo a la distancia, que el día a día importa y cansa. Identificar las piedras de tope y hacerlas a un lado… cómo cuando es u