Tres de árbol
Deseo del árbol
El árbol quiere que le tomen una foto en tamaño carnet. El fotógrafo tiene que alejarse muchos metros para que el rostro del árbol pueda ser enfocado completamente, pero ya cuando lo tiene, viene un pajarito y se le posa encima. Todo de nuevo.
Fotografía del árbol
Tú sabes que tengo una foto tuya en el pequeño portarretratos de elefantes. Una foto infantil, como dicen en México o una foto tamaño carnet, como decimos acá. Es tu rostro y un pedazo de de camisa. Estás al lado de la pantalla del computador y al frente de mi cama y tienes la misma expresión desconsolada que luce tu cara cuando nos vemos desde lejos y nos vamos acercando hasta mirarnos frente a frente sin besarnos. Una expresión que se parece a la de ciertos animales marinos que no conozco, pero que siento en la madrugada y en algunos atardeceres tremendos.
Yo siempre estoy despierta en la madrugada y te contemplo.
Es mi hora favorita tú lo sabes. Puedo estarme quieta a tu lado,
dejar de respirar y sentirte parte de una eternidad:
el tiempo no avanza en mis ojos abiertos.
Pero a veces esa expresión tuya varía la y no logro saber bien qué determina el cambio, pero lo cierto es que de pronto tu foto ya no parece tan triste. Las comisuras de tus labios se arquean ligeramente hacia arriba y creo que te estás aguantando la risa y entonces yo también quiero reírme para que estemos en armonía, igual que cuando nos duele la cabeza a la misma hora en esas malditas tardes llenas de malditos quehaceres académicos.
¿Sabes a la conclusión que llego entonces? Pues que somos gemelos. Ambos nacidos de la misma madre, el mismo día y a la misma hora. Eso sí yo primero, después tú. Por eso eres mitad árbol-mitad humano: resulta que yo me demoré demasiado en salir, porque quería salir bonito y tú comenzaste a asfixiarte, a ponerte morado, verde, café y ya cuando pudiste salir la piel apremiada de oxígeno se te había endurecido, casi casi como la suave corteza de un arbusto pequeño. En ese instante, ya todos sabíamos que ibas a ser el corazón del bosque más extenso del mundo: del Amazonas.
Ahora, tú podrás decirme que el Amazonas no es un bosque sino una selva, que estás seguro porque lo leíste en tu atlas de geografía física que guardas ñoñamente desde el colegio, pero yo puedo responderte que la historia es mía y quien pone las reglas del juego soy yo. Así que ahora se acaba y se escribe una palabra de una sílaba que parece que es esta: Fin
Yo siempre estoy despierta en la madrugada y te contemplo.
Es mi hora favorita tú lo sabes. Puedo estarme quieta a tu lado,
dejar de respirar y sentirte parte de una eternidad:
el tiempo no avanza en mis ojos abiertos.
Pero a veces esa expresión tuya varía la y no logro saber bien qué determina el cambio, pero lo cierto es que de pronto tu foto ya no parece tan triste. Las comisuras de tus labios se arquean ligeramente hacia arriba y creo que te estás aguantando la risa y entonces yo también quiero reírme para que estemos en armonía, igual que cuando nos duele la cabeza a la misma hora en esas malditas tardes llenas de malditos quehaceres académicos.
¿Sabes a la conclusión que llego entonces? Pues que somos gemelos. Ambos nacidos de la misma madre, el mismo día y a la misma hora. Eso sí yo primero, después tú. Por eso eres mitad árbol-mitad humano: resulta que yo me demoré demasiado en salir, porque quería salir bonito y tú comenzaste a asfixiarte, a ponerte morado, verde, café y ya cuando pudiste salir la piel apremiada de oxígeno se te había endurecido, casi casi como la suave corteza de un arbusto pequeño. En ese instante, ya todos sabíamos que ibas a ser el corazón del bosque más extenso del mundo: del Amazonas.
Ahora, tú podrás decirme que el Amazonas no es un bosque sino una selva, que estás seguro porque lo leíste en tu atlas de geografía física que guardas ñoñamente desde el colegio, pero yo puedo responderte que la historia es mía y quien pone las reglas del juego soy yo. Así que ahora se acaba y se escribe una palabra de una sílaba que parece que es esta: Fin
Alegría del árbol
El árbol expresa su alegría cantando. Canta tangos, boleros y canciones del rock and roll.
Cuando alguien llega a mirarlos mientras entonan una canción, ellos cantan más bajito, porque piensan que se les está reprochando algo y tras algunos segundos de contemplación, ya han enmudecido totalmente: así son los árboles, nunca quieren molestar.
El árbol expresa su alegría cantando. Canta tangos, boleros y canciones del rock and roll.
Cuando alguien llega a mirarlos mientras entonan una canción, ellos cantan más bajito, porque piensan que se les está reprochando algo y tras algunos segundos de contemplación, ya han enmudecido totalmente: así son los árboles, nunca quieren molestar.
Comentarios
los árboles deben estar contentos,
no tranquilos, sino contentos
de que no andan ahí creciendo en silencio como se cree.
Hay días dónde nos quedamos mirándolos hasta convencernos que somos otro árbol más, o que somos parte del mismo árbol, o que nos creció un árbol sin darnos cuenta, y hasta en momentos de ira, les prendemos fuego.
a veces, camino a casa, sólo hay árboles quemados en las alamedas.
¿qué más cantarán los árboles?
tolkien, que también era un poco árbol, decía que tenían una sola canción, en donde nombraban todas las cosas que han existido, y que el idioma de la canción se parece al viento, y dura toda la vida.
Tmb dicen por ahí que los árboles se comunican tocando sus raíces.
lo bueno, es que nos reímos.
¿no?
Me gustaron muchos los cuentitos. Me gustan todos los árboles, menos las araucarias rastreras y los Árboles simbólicos que ya pasaron en mi vida. Besos.
te felicito!!!!!! :D
y solo quedaran los arbolitos
Me inspira el mezcal :)