CARTA DE AMOR de Enrique Lihn a Gabriela Mistral
Se titula así un texto inédito de Lihn que publicó
la editorial Canimagen junto a imágenes de Murua.
Aquí le va, mi estimado lector.
la editorial Canimagen junto a imágenes de Murua.
Aquí le va, mi estimado lector.
"Gabriela :
como escribo cartas imaginarias a mujeres que , en un cierto sentido , no existen, no veo ninguna razón para que tú no seas una de mis destinatarias . Estás muerta –no hay inconveniente-
y nunca habrías recibido una cosa como ésta , al menos en la época que te conocí de vista,
ya diré cómo ; pero la primera de las tres granjerías hace posible las otras dos :
admito todas las facilidades ahora que ya no sabes nada de nada ,
no hace falta que ignores , señora mía , mi admiración por ti,
literaria pero tan intensa como para confundirse con un arrebato del corazón
y alboroto hormonal, ¿por qué no?.
He seguido hablando de ti como lo hacía por los años cincuenta en el carro de un tren de tercera , en la calle Puente , cerca de la Estación Mapocho, en estado de ebriedad
en un hotel de Cartagena, ahora aquí y en lo Estados Unidos, en tu propio Barnard College ,
en invierno del ochenta y uno y también en la calle, en los trenes y en los aviones.
Lo he seguido haciendo con el mismo entusiasmo. Llego a creer o me gusta pensar que se trata no sólo de una adhesión –siempre crítica- a la poeta, sino, repito,
de una relación erótica entre mi cuerpo y el tuyo, ambos verbales,
porque estamos hechos de palabras(...)"
como escribo cartas imaginarias a mujeres que , en un cierto sentido , no existen, no veo ninguna razón para que tú no seas una de mis destinatarias . Estás muerta –no hay inconveniente-
y nunca habrías recibido una cosa como ésta , al menos en la época que te conocí de vista,
ya diré cómo ; pero la primera de las tres granjerías hace posible las otras dos :
admito todas las facilidades ahora que ya no sabes nada de nada ,
no hace falta que ignores , señora mía , mi admiración por ti,
literaria pero tan intensa como para confundirse con un arrebato del corazón
y alboroto hormonal, ¿por qué no?.
He seguido hablando de ti como lo hacía por los años cincuenta en el carro de un tren de tercera , en la calle Puente , cerca de la Estación Mapocho, en estado de ebriedad
en un hotel de Cartagena, ahora aquí y en lo Estados Unidos, en tu propio Barnard College ,
en invierno del ochenta y uno y también en la calle, en los trenes y en los aviones.
Lo he seguido haciendo con el mismo entusiasmo. Llego a creer o me gusta pensar que se trata no sólo de una adhesión –siempre crítica- a la poeta, sino, repito,
de una relación erótica entre mi cuerpo y el tuyo, ambos verbales,
porque estamos hechos de palabras(...)"
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