Oscuro viento inmóvil

No quería salir, pero le daban palos, palos para que saliera, palos para que se emborrachara. Las extranjeras en la puerta, listas para acomodarle los músculos en la mejor cama de la casa. Y sus películas de estreno apiladas en la repisa de los treinta y tantos libros aún sellados.
Tenía al diablo columpiándose adentro, con un ramo de flores en descomposición entre los dientes y un sonido de abejas en los oídos.
Tenía al diablo soplándole palabras en el sueño, en el oscuro viento inmóvil.
Y era de noche cada vez que despertaba.

El diablo le decía poemas.

Y era dulce y hermoso y asesino.
Lo llevaba en carros tirándolo y corría por encima de las ventanas de las casas y las paredes porque la ciudad se había volteado.
Lo llevaba tan a prisa y tan cantando que no podía verle la cara un segundo, pero podía ver en el fondo callejones estrechos, automóviles cayendo y techos de casas en extraños ángulos devorando cuellos blancos y sensuales como el cuello del diablo.

Querían llevarlo a Puebla con el cura viejo que lamía santos, pero él no se dejaba y rompía botellas de cerveza en las cabezas de sus amigos. No tenía padres ni hermanos y a sus hijos los había ocultado dentro de una maqueta extraordinaria.

Así es. Nada quería. Todos lo golpeaban. Menos el diablo que lo paseaba en carritos sobre las cabezas de los mutilados. Estaba tan de moda encontarse una cabeza. En los alcantanrillados, bajo los puentes y en las bolsas del súpermercado, que los niños jugaban a coleccionarlas y en sus mochilas de la escuela ningún cuaderno había que no tuviera trozos de lenguas o húmedas pestañas.

Comentarios

vio le ta ha dicho que…
el diablo es hembra.
me gustaba mas tu blog antes
agregame a msn
violeta.celeste@hotmail.es

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