Son tus dos vidas simultáneas


Francisco Tario
Día 16

Hay mañanas claras y tristes. Y mañanas tenebrosas y heladas, llenas de dulces presagios. Es como si esta oscura mañana anunciase una luz sigilosa e inefable a través de las doloridas nubes.

Desde el primer instante en la montaña reconocí tu voz (…) Te sentabas en un hueco de luz entre los árboles. Tú, con tu vestido morado. Y prometías: “Seré como tú”. Lo eres, lo fuiste. Mas quedaba algo: “Seré tú”. Tan sencillo.

Admite que hasta el más infantil ruido ha adquirido de pronto una gravedad simbólica...

El hombre te contemplará también y permanecerá ajeno. Tú le dirás fácilmente: “Pertenezco a la tierra, mi sangre no es sino suya y únicamente me siento a gusto entre mis semejantes, las piedras y las plantas”. El hombre se encogerá de hombros y pensará para sus adentros que es una lástima.

Y me repito: ¿De qué extraña explosión, de qué vegetal ignorado, de qué luz, de qué llama y qué cruz estás hecha?

De nadie y a nadie -que así sea.

Pero ven, ven. Esto destruye cualquier remota esperanza.
Ya sé que la muerte no te aturde. Son tus dos vidas simultáneas -la Vida y la Muerte (…)


                                                                    Francisco Tario

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