Negro


Mi nombre es Nina Jiménez, tengo 14 años y un amigo: Menta. Su novia también es mi amiga, pero Menta y yo nos conocemos desde antes, de los 8 más o menos. Sibila, su polola, es más grande que nosotros, tiene 19, pero como tiene los dientes pequeños y el esqueleto estrecho parece de nuestra edad.

Yo también tengo el esqueleto estrecho y las piernas como lana colgando. Ni siquiera uso sostén. Creo que soy talla 12. Soy igual desde que tengo 10, no sé por qué no entro en la pubertad y esas cosas de las que mis compañeras hablan. A mi mamá le importa mucho esto, pero a mi no, le digo que ya que estoy así, no queda de otra que aprovechar y no pagar en la micro y andar liviana de ropa y ligera como el Negro, que es mi perro.

El Negro en realidad no es mío: es del mundo, pero me necesita y yo a él, por eso creo que nos pertenecemos un poco. El Negro tampoco es negro, es blanco con café, pero me gusta como suena porque me recuerda a mi color favorito y al fondo de mi cama, bajo la ropa, ese espacio tibio donde duermo y del que nunca quiero salir.

Creo que este invierno será triste, la gente tiene mucha pena, todos tenemos pena por algo. Yo tengo pena porque el Negro un día se va a morir y yo todavía voy a estar aquí. 

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