Memorias de Jeanette Winterson


¿Por qué ser feliz cuando puedes ser normal?, le preguntó la mamá de Jeanette Winterson a Jeanette cuando ésta le contó que quería a una mujer, y que no creía que se le fuera a pasar. Y que se sentía feliz. Entonces su madre le dijo eso, aquella frase que titula el libro de memorias de J. Winterson. Aunque su madre en realidad no es su madre, lo sabemos desde el principio. La niña ha sido adoptada por esta mujer fanática pentecostal y su marido falto de carácter que esculpe figuras para la iglesia en arcilla. La señora Winterson le dijo entonces a su hija: o te olvidas de esa chica o te vas. Jeanette a las horas ya no vivía en casa. Tenía dos pantalones, tres camisetas y el auto viejo estacionado cerca de la verdulería. Allí organizó su vida: en el asiento de adelante comía y leía y en los de atrás dormía: sentía así que algo tenía bajo control.


Fragmentos del libro:


Es como leer un libro al que le faltan las primeras páginas. Es como llegar cuando ya se ha abierto el telón. La sensación de que falta algo no te abandona nunca, jamás; y ni puede ni debe hacerlo, porque falta algo.

Eso no tiene por qué ser negativo. La parte perdida, el pasado perdido, puede ser una apertura, no un vacío. Puede ser una entrada tanto como una salida. Es el registro fósil, la impronta de otra vida, y aunque jamás podrás tener esa vida, tus dedos surcan el espacio que aquella debería haber ocupado, y tus dedos aprenden una especie de Braille.
Hay unas marcas aquí, abultadas como cicatrices. Léelas. Lee el dolor. Reescríbelas. Reescribe el dolor.
Por eso soy escritora; no digo “decidí” ser ni “me convertí en”. No fue un acto voluntario ni siquiera una elección consciente. (Una estricta orden de batalla, diría Clarice) p. 14
He escrito sobre el amor de forma obsesiva, casi forense, y sé/sabía que es el valor supremo. Por supuesto, amaba a Dios, al principio, y Dios me amaba. Eso era algo. Y amaba los animales y la naturaleza. Y la poesía. El problema lo tenía con la gente. ¿Cómo se ama a otra persona? ¿Cómo confías en que otra persona te quiere?
No tenía ni idea.
Pensaba que el amor era una pérdida.
¿Por qué la pérdida es la medida del amor?
Es la primera línea de una de mis novelas, Escrito en el cuerpo (1992). Me dedicaba a acechar el amor, a atrapar el amor, a perder el amor, a echar de menos el amor… p.16
 
Mi madre, la señora Winterson, no amaba la vida. No  creía que nada pudiera hacer la vida mejor. Una vez me dijo que el universo es un cubo de basura cósmica, y después de pensármelo un poco, le pregunté si el cubo tenía la tapa puesta o no.
“Puesta –dijo-. Nadie se escapa.” P.30
 
Pueden envejecer, pero no pueden crecer. Para eso hace falta amor. Si tienes suerte el amor vendrá más tarde. Y si tienes suerte no pegarás al amor en la cara.  P. 58
 
La continuidad (del amor) (Un amor continuo, que no acabe, que no se pierda, eso, que no haya pérdida, ni duelo, ni daño, ni más dolor.) (La continuidad del amor) p. 87
Me así a él con más fuerza porque Helen lo soltó (el amor) p.91
 
"Envolvamos, pues, todas nuestras fuerzas,
Nuestra dulzura toda, en una esfera;
Y lancemos nuestros placeres violentamente
A través de las puertas de hierro de la vida.
Así, aunque no podamos hacer que el sol
Se detenga, haremos que, al menos, corra".


(Citando a Marvell)
 
Pensé: “Si no puedo quedarme donde estoy, y no puedo, entonces pondré todo mi empeño en el camino” p.129


Está anocheciendo. Explotan bombas. Alice pierde la paciencia. Tira el mapa y le grita a Gertrude (Stein): "¡NOS HEMOS EQUIVOCADO DE CAMINO!"
Gertrude sigue conduciendo y dice: "Correcto o equivocado, este es el camino y en él estamos". p.143


"Aquello que solo vive/ puede solo morir" (citando a T.S. Eliot) p.167







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