Prematuración

EMULACIÓN DE TU
En memoria de Katharine Kai Allen


Quiero morir con vos,
Y de vos, nunca antes,
Tampoco después, haceme
El favor de no adelantar nada, misma
Cita, hora, precipicio, cuerda.

Si sólo una vez mueres sin
Mi, todo me matará, morir
Sin vos, es matarme con
Los ojos, con el llanto, con
La desesperanza, con el frío.

Todos me matarán, afilarán
Sus navajas contra mí,
El encuentro de ellos, será
Encuentro de muerte, sus
Ojos me atravesarán instantáneamente,
Incluso sin que yo advierta el frío.

Y no por ellos, nunca
Ellos sobre mí, seré
Yo quien tire, porque
Sus ojos me reflejarán
Me dejarán ver muerte
Viva, me aterro sólo
De sospecharlo, será
Preciso mutilarme los ojos,
Tirarlos a la luz enceguecida
Para que se callen, caídos
De prematuración, neonatos vivos.

Es preciso morir con vos,
Fallecer de vos, de lo contrario
Por segunda vez morirías sin
Mí, es preciso cercenarte para
Que no adelantes, para que no
Pierdas, para que no me extravíes
Para quedarnos, para morir de mano,
De muerte natural.

Con tu instante de desventura,
Con tu soltura me has atado,
Me has anillado, me has soldado,
Cortado de exprés, amargo, negro
De día, quemando mi lengua, mi
Corazón te reclama desesperadamente
Con violencia te reclama como el
Agua entre los dedos, como las
Letra huérfanas sujetan a las
Otras, reclaman la escritura, en
Una palabra, para ser menos inertes,
Menos solas, menos vacías.

Es la poesía que nos hacía, que
Sigue hablando sin que quiera,
Usando las letras del llanto y de
La risa, ultrajando, sosteniendo,
Así la que tenías entre órganos,
Así me queda, así me hace
 La forma, el señuelo de hablar
Con la voz que ya no tengo de otros.

Nunca podré volver a hablar como ayer
De vos, ya los verbos y los tiempos
Que llamen a tu nombre estarán
Tachados, rompiste tu lengua,
Mostraste el cuerpo.

Las palabras tiritan, los huecos
Te gritan, ¡vos no oyes!,
¡Vos no mirás!, ¡voz no tenés
Para aquí!, ¡Mullër danza!,
¡Guiña el dedo!, rompe
El destrozado silencio, calma
La furia pasividad, cae del silencio.

¡Oh Mullër! Cuanta pasión,
Cuanto gozo, cuanto de amor
Estás llena, viva sin naturaleza,
Más natural que la tierra, lo
Oceánico es casa chica para vos.
¿Vos sabías?, ¡vos sabías del
Tamaño de las manos que se
Decían tuyas!, y yo trastabillando
En la increencia, mentís en la
Verdad que yo creí, amorosa Mullër.

Acepto la condena que impones.
Tu acto ha hecho cárcel de mí.
La sentencia es mirarte para no morir
Para no dejarme matar, antes
De ir al cielo con vos.

Ahora...
Te doy el mis, de los ojos
Te doy la propiedad, que
Tomaste sin llamarla.

De mi existencia penden
Tus ojos, los únicos que
No se pierden entre el agua
Que los atraviesa sin hacer gesto.

Te miro para no caer de
La muerte que no pudo tocarte
Esa que no pudo posarse sobre ti.
Rompiste hilo, hiciste surco
De la tierra, hablaste sin voz,
Hiciste palidecer  a lo imposible,
Marca de letra, diste muerte a la muerte.

Ahora puedo sólo amarte menos,
Genia, si algo más puedo rogarte,
Sopla para que yo no pueda, no
Quiera dejar de mirarte, no vuelvas a morir sin mí.



Lucina López.
Rosario, Arg. 19/08/12







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